Si bien hace unos minutos comentábamos Posesión Infernal, film debut de Sam Raimi, en este mismo blog, no podíamos dejar pasar la oportunidad de hablar sobre la secuela que llegó seis años después: Terroríficamente muertos.
Visto el buen resultado que Posesión infernal dio en taquilla, y en opinión, Sam Raimi volvió a colocarse tras las cámaras para dirigir la secuela, Posesión infernal 2, a la que oficialmente se tituló Terroríficamente muertos (Dead by dawn en idioma original).
Aquí, Ash, el personaje de Bruce Campbell, acudía al bosque a pasar un fin de semana con su novia. Un fin de semana sabático que se veía frustrado cuando, accidentalmente, Ash y la chica presenciaban en vídeo unos pasajes grabados del "Necromicon", libro antiguo que ya pusiese en peligro al grupo de jovenes en la primera entrega. Así, la novia de Ash se convertiría en un demonio, iniciando una nueva terrorífica experiencia para el personaje de Campbell.
Mientras que Posesión infernal nos ofrecía dósis de sangre y diversión, Terroríficamente muertos elevaba todos estos elementos a un nuevo nivel. La segunda entrega logra, sin dudas, superar lo que se nos brindó en la entrega original, además de hacernos ver la saga de otra forma.
Terroríficamente muertos se toma aún menos en serio que su predecesora, cosa que sienta muy bien al tono del film. Raimi consigue hacernos "vibrar" de nuevo con una eléctrica segunda entrega, que difícilmente sería superada por cualquier entrega posterior.
Campbell repite su papel como Ash, personaje que ya interpretase en Posesión infernal, en un papel que le viene como anillo al dedo, y que consigue una presencia mucho mejor que en el film original.
El apartado visual sigue en la línea de Posesión infernal, lo que hace más propio el ya de por sí notorio tono "indie" de la cinta. Terroríficamente muertos vuelve a brindarnos el maquillaje y la sangre de su anterior film y, por tanto, la misma diversión.
En definitiva, Terroríficamente muertos es un excelente largometraje, que sienta las bases del inconfundible tono de la saga. Una brillante secuela que resulta una especie de "segunda visión" del primer film, pero que a la vez posee ese característico tono de segunda parte. Parece que con Raimi, "segundas partes nunca fueron buenas" no es del todo verdad.
sábado, 10 de enero de 2015
'Posesión Infernal'. Infernalmente divertida.
Una de las piezas de la Serie B más reconocidas es Posesión Infernal (titulada The Evil Dead en idioma original). La película que le sirvió a Sam Raimi (que posteriormente dirigiría la trilogía Spider-Man) para saltar a la fama se ha convertido en una de las películas de culto más famosas a nivel mundial.
No es para menos, puesto que Posesión Infernal es una de las obras más relucientes del cine sangriento.
Estrenada en el año 1981, Posesión Infernal tenía tras sus cámaras a un joven e inexperto Raimi, que se enfrentaba a su primer largometraje con un presupuesto muy ajustado, y un reparto (por aquel entonces) desconocido, que incluía entre sus caras al hoy famoso Bruce Campbell.
La película nos contaba la historia de un grupo de jovenes que decidían ir a pasar un fin de semana en una cabaña oculta en un espeso bosque. Los sucesos que ocurrirían dentro de la cabaña pondrían al grupo de amigos al límite, presenciando cosas que jamás pensaron que podrían presenciar, al realizar la lectura de un libro maldito.
La trama de Posesión Infernal es considerada una de las tramas más brillantes del cine, pues la idea es algo que hemos visto en repetidas ocasiones, pero Raimi consigue dirigir el guion por un sendero que se aleja de otros productos, creando su propia "cara"; su propia identidad.
La mayor ventaja de Posesión Infernal es que no se toma a sí misma en serio. A pesar de ser un film de terror en toda regla, el tono rebelde y alocado del film consigue plasmar la talentosa mente de Raimi perfectamente. La cinta es un largometraje independiente brillantemente construido, y que ha logrado sobrevivir al paso del tiempo.
Posesión Infernal no cuenta con el mejor maquillaje que podrían haber presentado (esto se debe en gran parte al reducido presupuesto con el que contó la producción del film), pero esto es disimulado por una trama inteligentemente construida a lo largo de todo el film, cuyo universo se vería posteriormente expandido con la magistral secuela Terroríficamente muertos, que consigue elevar el listón (ya de por sí, alto) que dejó la primera entrega.
Bruce Campbell consigue una actuación locamente maravillosa, que dota al film de más vida de la que, ya de por sí, tiene.
En definitiva, Posesión Infernal es un entretenimiento sin precedentes, grotesco, loco, terrorífico y violento. Un más que digno debut para un ingenioso director.
No es para menos, puesto que Posesión Infernal es una de las obras más relucientes del cine sangriento.
Estrenada en el año 1981, Posesión Infernal tenía tras sus cámaras a un joven e inexperto Raimi, que se enfrentaba a su primer largometraje con un presupuesto muy ajustado, y un reparto (por aquel entonces) desconocido, que incluía entre sus caras al hoy famoso Bruce Campbell.
La película nos contaba la historia de un grupo de jovenes que decidían ir a pasar un fin de semana en una cabaña oculta en un espeso bosque. Los sucesos que ocurrirían dentro de la cabaña pondrían al grupo de amigos al límite, presenciando cosas que jamás pensaron que podrían presenciar, al realizar la lectura de un libro maldito.
La trama de Posesión Infernal es considerada una de las tramas más brillantes del cine, pues la idea es algo que hemos visto en repetidas ocasiones, pero Raimi consigue dirigir el guion por un sendero que se aleja de otros productos, creando su propia "cara"; su propia identidad.
La mayor ventaja de Posesión Infernal es que no se toma a sí misma en serio. A pesar de ser un film de terror en toda regla, el tono rebelde y alocado del film consigue plasmar la talentosa mente de Raimi perfectamente. La cinta es un largometraje independiente brillantemente construido, y que ha logrado sobrevivir al paso del tiempo.
Posesión Infernal no cuenta con el mejor maquillaje que podrían haber presentado (esto se debe en gran parte al reducido presupuesto con el que contó la producción del film), pero esto es disimulado por una trama inteligentemente construida a lo largo de todo el film, cuyo universo se vería posteriormente expandido con la magistral secuela Terroríficamente muertos, que consigue elevar el listón (ya de por sí, alto) que dejó la primera entrega.
Bruce Campbell consigue una actuación locamente maravillosa, que dota al film de más vida de la que, ya de por sí, tiene.
En definitiva, Posesión Infernal es un entretenimiento sin precedentes, grotesco, loco, terrorífico y violento. Un más que digno debut para un ingenioso director.
'Líbranos del Mal'. El terror de una forma diferente.
Si bien ayer noche hablábamos de la ferviente moda de los remakes en Hollywood, comentando la revisión moderna de Pesadilla en Elm Street, los productores también saben otro de los puntos "débiles" del público: el cine de posesiones.
Desde que en 1973 se estrenase El exorcista, reventase las taquillas de todo el mundo, e impactase en el público tanto como lo hizo, Hollywood ha aprendido una nueva forma de amasar dinero en grandes cantidades y, también, dejar al público contento.
Expediente Warren: The conjuring, las secuelas de El exorcista (Exorcista II: El hereje, Exorcista III: Legion y la precuela Exorcista: El comienzo), e infinidad de films más trataron temas de posesiones demoníacas. Al público parecía no cansarle recibir tantos films de la misma calaña, por lo que, a día de hoy, los estudios siguen apostando por productos de este tipo.
Uno de los más recientes en llegar a nuestras pantallas ha sido Líbranos del Mal (titulada originalmente Deliver us from Evil). En ella, un agente de policía estadounidense se veía envuelto en un juego de posesiones demoníacas y asesinatos extraños.
Pese a que la trama de Líbranos del Mal puede sonar repetitiva, el film contiene su mayor acierto en tratar estos temas desde un punto de vista más policíaco, alejándose un poco del terror clásico de posesiones y entidades, que hemos visto en sagas como Paranormal Activity, entre otras.
Eric Bana desarma el casi perfecto puzzle que Líbranos del Mal va construyendo poco a poco. El actor de Hulk no consigue dar la talla como protagonista del largometraje, algo que sí hace Edgar Ramírez en su papel de "compañero de aventuras" del personaje de Bana. Ramírez consigue plasmar a un personaje con una personalidad bastante notoria, y que consigue ser uno de los puntos fuertes del film. Sin embargo, Bana se queda corto como la principal cara de Líbranos del Mal.
Otro de los aspectos más interesantes de la cinta es la forma de "manifiesto" de los poseídos. Mientras que en, por ejemplo, digo otra vez, El exorcista, Regan Macneil (la chica poseída) manifestaba los hechos mediante vómito verde, un exagerado giro de cabeza, o la famosa escena de la escalera, en Líbranos del Mal tenemos poco de esto. Pese a mostrarnos a unos poseídos ensangrentados, y bastante típicos, uno de los puntos fuertes es que utilizan canciones del grupo The Doors para manifestar su mensaje. People are strange acompaña a una de las escenas más tensas de la película, mientras que el momento más glorioso llega junto a la enérgica Break On Through (To the other side), que acompaña al líder de los poseídos levantándose de la silla y rompiendo los ventanales que hay tras él. Break On Through logra aportar una enorme energía a la escena, convirtiéndola en la secuencia más grandiosa de Líbranos del Mal.
El apartado visual de la película está bastante conseguido, cosa que no es de extrañar, puesto que es común en este tipo de producciones. Líbranos del Mal no es una serie B, y lo demuestra notoriamente en su apartado visual.
La eléctrica banda sonora formada por, como ya hemos dicho, canciones del grupo de rock conocido mundialmente, consigue aportar a las secuencias de Líbranos del Mal una intensidad que, sin ellas, probablemente no habrían sido de tal emoción.
Líbranos del Mal es un entretenido film de terror, mezclado con algo de "thriller" policíaco, que le aleja bastante de algunas producciones de posesiones más recientes. Junto a un excelente Ramírez, y una banda sonora eléctrica, la película se convierte en una pieza digna de ver, pese a que no pasará a la historia como una obra maestra.
Desde que en 1973 se estrenase El exorcista, reventase las taquillas de todo el mundo, e impactase en el público tanto como lo hizo, Hollywood ha aprendido una nueva forma de amasar dinero en grandes cantidades y, también, dejar al público contento.
Expediente Warren: The conjuring, las secuelas de El exorcista (Exorcista II: El hereje, Exorcista III: Legion y la precuela Exorcista: El comienzo), e infinidad de films más trataron temas de posesiones demoníacas. Al público parecía no cansarle recibir tantos films de la misma calaña, por lo que, a día de hoy, los estudios siguen apostando por productos de este tipo.
Uno de los más recientes en llegar a nuestras pantallas ha sido Líbranos del Mal (titulada originalmente Deliver us from Evil). En ella, un agente de policía estadounidense se veía envuelto en un juego de posesiones demoníacas y asesinatos extraños.
Pese a que la trama de Líbranos del Mal puede sonar repetitiva, el film contiene su mayor acierto en tratar estos temas desde un punto de vista más policíaco, alejándose un poco del terror clásico de posesiones y entidades, que hemos visto en sagas como Paranormal Activity, entre otras.
Eric Bana desarma el casi perfecto puzzle que Líbranos del Mal va construyendo poco a poco. El actor de Hulk no consigue dar la talla como protagonista del largometraje, algo que sí hace Edgar Ramírez en su papel de "compañero de aventuras" del personaje de Bana. Ramírez consigue plasmar a un personaje con una personalidad bastante notoria, y que consigue ser uno de los puntos fuertes del film. Sin embargo, Bana se queda corto como la principal cara de Líbranos del Mal.
Otro de los aspectos más interesantes de la cinta es la forma de "manifiesto" de los poseídos. Mientras que en, por ejemplo, digo otra vez, El exorcista, Regan Macneil (la chica poseída) manifestaba los hechos mediante vómito verde, un exagerado giro de cabeza, o la famosa escena de la escalera, en Líbranos del Mal tenemos poco de esto. Pese a mostrarnos a unos poseídos ensangrentados, y bastante típicos, uno de los puntos fuertes es que utilizan canciones del grupo The Doors para manifestar su mensaje. People are strange acompaña a una de las escenas más tensas de la película, mientras que el momento más glorioso llega junto a la enérgica Break On Through (To the other side), que acompaña al líder de los poseídos levantándose de la silla y rompiendo los ventanales que hay tras él. Break On Through logra aportar una enorme energía a la escena, convirtiéndola en la secuencia más grandiosa de Líbranos del Mal.
El apartado visual de la película está bastante conseguido, cosa que no es de extrañar, puesto que es común en este tipo de producciones. Líbranos del Mal no es una serie B, y lo demuestra notoriamente en su apartado visual.
La eléctrica banda sonora formada por, como ya hemos dicho, canciones del grupo de rock conocido mundialmente, consigue aportar a las secuencias de Líbranos del Mal una intensidad que, sin ellas, probablemente no habrían sido de tal emoción.
Líbranos del Mal es un entretenido film de terror, mezclado con algo de "thriller" policíaco, que le aleja bastante de algunas producciones de posesiones más recientes. Junto a un excelente Ramírez, y una banda sonora eléctrica, la película se convierte en una pieza digna de ver, pese a que no pasará a la historia como una obra maestra.
viernes, 9 de enero de 2015
'Pesadilla en Elm Street: El origen'. La repetitiva moda de los remakes.
Todos hemos visto o, al menos, conocemos el clásico del terror A Nightmare on Elm Street, titulada Pesadilla en Elm Street en nuestro país. Aquella cinta de Wes Craven que, contra todo pronóstico (incluso la productora, una por aquel entonces decadente New Line, desconfiaba del proyecto), se convirtió en una película de culto dentro del género del terror. Aquel film en el que un primerizo Johnny Depp moría en una cama que "disparaba" sangre. Aquella cinta en la que un ser desfigurado con garras en sus manos aterrorizaba a jovenes en sus sueños, y que hizo a muchos temer el simple hecho de dormir. Pesadilla en Elm Street era una cinta que atrajo a miles de espectadores, y de la que, posteriormente, se realizaron varias secuelas, de discutible calidad.
Es por ello que Hollywood no iba a pensárselo dos veces. La falta de originalidad en la Industria del cine, mezclada con las ansias de los estudios por crear películas que consigan el susto fácil del espectador, engendraron un remake que surgió en el año 2010 bajo el título original de A Nightmare on Elm Street, a lo que aquí titularon Pesadilla en Elm Street: El origen.
Creed que no sois los únicos que os habéis preguntado de qué nos cuenta el origen esta nueva versión de Pesadilla en Elm Street. El supuesto "origen" no es más que un remake de uno de los grandes clásicos del terror.
La matanza de Texas, Viernes 13... muchos de los grandes clásicos del cine de Serie B han obtenido sus correspondientes "revisiones modernas" en los últimos años. Todas ellas, presentándose lamentables ante sus originales. Pesadilla en Elm Street: El origen no iba a ser la excepción. Y es que el intento de volver a sorprender al público con una trama reciclada y desgastada termina por ser un cansado tormento de película.
Freddy Krueger no es aquí quien era en la clásica Pesadilla en Elm Street. La personalidad del personaje es radicalmente cambiada, y ya no tenemos al Freddy de los "chistes" que tanto nos gustó en una de las secuelas (una de las pocas aprovechables) de la original.
La trama de Pesadilla en Elm Street: El origen repite la experiencia de un grupo de jovenes que comienzan a soñar con un asesino desfigurado al que se le llama Freddy Krueger. Lamentablemente, de Freddy tan solo tiene el nombre, porque, como he mencionado antes, el personaje pierde la esencia que le hizo aterrador en el clásico de Craven.
La banda sonora poco memorable acompaña a una película del mismo nivel. Los temas que se han compuesto para esta nueva Pesadilla no transmiten la atmósfera que deberían, dejando aun más corta a una película que, ya de por sí, no era demasiado sobrada.
Los efectos especiales consiguen elevar un poco el "espectáculo -si es que puede llamársele así- de una película que decae constantemente, y cuyo ritmo muere, literalmente, en los primeros minutos de metraje. Pesadilla en Elm Street: El origen es un fallido intento de traer a Freddy de vuelta a la vida del cine, aunque termina siendo un mero remake fallido.
Es por ello que Hollywood no iba a pensárselo dos veces. La falta de originalidad en la Industria del cine, mezclada con las ansias de los estudios por crear películas que consigan el susto fácil del espectador, engendraron un remake que surgió en el año 2010 bajo el título original de A Nightmare on Elm Street, a lo que aquí titularon Pesadilla en Elm Street: El origen.
Creed que no sois los únicos que os habéis preguntado de qué nos cuenta el origen esta nueva versión de Pesadilla en Elm Street. El supuesto "origen" no es más que un remake de uno de los grandes clásicos del terror.
La matanza de Texas, Viernes 13... muchos de los grandes clásicos del cine de Serie B han obtenido sus correspondientes "revisiones modernas" en los últimos años. Todas ellas, presentándose lamentables ante sus originales. Pesadilla en Elm Street: El origen no iba a ser la excepción. Y es que el intento de volver a sorprender al público con una trama reciclada y desgastada termina por ser un cansado tormento de película.
Freddy Krueger no es aquí quien era en la clásica Pesadilla en Elm Street. La personalidad del personaje es radicalmente cambiada, y ya no tenemos al Freddy de los "chistes" que tanto nos gustó en una de las secuelas (una de las pocas aprovechables) de la original.
La trama de Pesadilla en Elm Street: El origen repite la experiencia de un grupo de jovenes que comienzan a soñar con un asesino desfigurado al que se le llama Freddy Krueger. Lamentablemente, de Freddy tan solo tiene el nombre, porque, como he mencionado antes, el personaje pierde la esencia que le hizo aterrador en el clásico de Craven.
La banda sonora poco memorable acompaña a una película del mismo nivel. Los temas que se han compuesto para esta nueva Pesadilla no transmiten la atmósfera que deberían, dejando aun más corta a una película que, ya de por sí, no era demasiado sobrada.
Los efectos especiales consiguen elevar un poco el "espectáculo -si es que puede llamársele así- de una película que decae constantemente, y cuyo ritmo muere, literalmente, en los primeros minutos de metraje. Pesadilla en Elm Street: El origen es un fallido intento de traer a Freddy de vuelta a la vida del cine, aunque termina siendo un mero remake fallido.
miércoles, 7 de enero de 2015
'El Exorcista II: El Hereje', o cómo no hacer una secuela.
A todos se nos ha erizado la piel alguna vez cuando hemos oído hablar de El exorcista. La cinta de 1973 dirigida por William Friedkin, protagonizada por Linda Blair y basada en una novela de William Peter Blatty consiguió causar desmayos a más de uno en el año de su estreno, así como también causó sensación en su versión del 2000: El exorcista: La versión que nunca has visto, que no era un remake, sino una nueva "edición" de la cinta original con nuevas escenas que acrecentaban la sensación de escalofrío que producía el film.
Es una lástima que una película tan buena como lo fue El exorcista, que cambió el rumbo del cine de terror y, literalmente, "arruinó" la vida de alguno, se viese humillada con una nefasta secuela que, a día de hoy, conocemos como El exorcista II: El hereje.
William Friedkin abandonó la dirección de la cinta, así como otros miembros del reparto, tales como Max Von Sydow (quien interpretaba al padre Merrin en la original). Los abandonos de parte de los que conformaron El exorcista no auguraban nada bueno, y cuando El exorcista II llegó en 1977, los resultados fueron catastróficos.
La cinta se sitúa cuatro años después de la primera entrega. Regan, ya más mayor que la niña poseída por Pazuzu en El exorcista, no consigue recordar nada de los chocantes hechos que acontecieron en su casa en Washington, D.C. Mediante un hombre, que inventa una máquina que es capaz de dominar la mente humana, Regan comienza a recordar lo sucedido, lo cuál desata un nuevo problema para la joven.
La idea principal del film no suena mal y, de hecho, podría haber sido una excelente trama que llevar a cabo. Pese a que siempre me ha gustado recordar El exorcista como una única pieza, una única historia, sin secuelas ni precuelas (no debería tan siquiera mencionar Exorcista: El comienzo), que pasó a la historia como "la cinta más escalofriante de todos los tiempos". Desafortunadamente, la imagen que rodea a la cinta se ve algo manchada por cosas como la cinta que nos ocupa.
El exorcista II es un cúmulo de buenas ideas, que podrían haber sido escalofriantes, pero que se quedaron en un producto mediocre. Tener la obra de Friedkin como predecesora no ayudó en absoluto a que El exorcista II: El hereje fuese un producto mínimamente disfrutable para los aficionados. Y, exactamente, la secuela no resultó ser lo que se esperaba.
Linda Blair repite su papel como una Regan Macneil que ha perdido toda la esencia que el personaje tenía en El exorcista. Aquí no vemos a la joven poseída, ni siquiera a la niña que tanto nos fascinó en la entrega original. Por el contrario, Regan es aquí un personaje por el que hemos perdido absolutamente el interés. Blair es una excelente actriz, y nos lo demostró con la ya mencionada El exorcista, pero su personaje se encuentra increíblemente desaprovechado en Exorcista II.
En definitiva, El exorcista II: El hereje es un fallido intento de alargar el legado de una magistral primera entrega con una mediocre secuela. Más tarde vinieron El exorcista III y la precuela, de las cuáles es mejor no hablar...
Es una lástima que una película tan buena como lo fue El exorcista, que cambió el rumbo del cine de terror y, literalmente, "arruinó" la vida de alguno, se viese humillada con una nefasta secuela que, a día de hoy, conocemos como El exorcista II: El hereje.
William Friedkin abandonó la dirección de la cinta, así como otros miembros del reparto, tales como Max Von Sydow (quien interpretaba al padre Merrin en la original). Los abandonos de parte de los que conformaron El exorcista no auguraban nada bueno, y cuando El exorcista II llegó en 1977, los resultados fueron catastróficos.
La cinta se sitúa cuatro años después de la primera entrega. Regan, ya más mayor que la niña poseída por Pazuzu en El exorcista, no consigue recordar nada de los chocantes hechos que acontecieron en su casa en Washington, D.C. Mediante un hombre, que inventa una máquina que es capaz de dominar la mente humana, Regan comienza a recordar lo sucedido, lo cuál desata un nuevo problema para la joven.
La idea principal del film no suena mal y, de hecho, podría haber sido una excelente trama que llevar a cabo. Pese a que siempre me ha gustado recordar El exorcista como una única pieza, una única historia, sin secuelas ni precuelas (no debería tan siquiera mencionar Exorcista: El comienzo), que pasó a la historia como "la cinta más escalofriante de todos los tiempos". Desafortunadamente, la imagen que rodea a la cinta se ve algo manchada por cosas como la cinta que nos ocupa.
El exorcista II es un cúmulo de buenas ideas, que podrían haber sido escalofriantes, pero que se quedaron en un producto mediocre. Tener la obra de Friedkin como predecesora no ayudó en absoluto a que El exorcista II: El hereje fuese un producto mínimamente disfrutable para los aficionados. Y, exactamente, la secuela no resultó ser lo que se esperaba.
Linda Blair repite su papel como una Regan Macneil que ha perdido toda la esencia que el personaje tenía en El exorcista. Aquí no vemos a la joven poseída, ni siquiera a la niña que tanto nos fascinó en la entrega original. Por el contrario, Regan es aquí un personaje por el que hemos perdido absolutamente el interés. Blair es una excelente actriz, y nos lo demostró con la ya mencionada El exorcista, pero su personaje se encuentra increíblemente desaprovechado en Exorcista II.
En definitiva, El exorcista II: El hereje es un fallido intento de alargar el legado de una magistral primera entrega con una mediocre secuela. Más tarde vinieron El exorcista III y la precuela, de las cuáles es mejor no hablar...
sábado, 27 de diciembre de 2014
'Anarchy: La noche de las bestias'. Una extensión innecesaria.
He de decir que, cuando vi anunciada, allá por el verano del año pasado, una curiosa película titulada 'The Purge: La noche de las bestias', picó mucho mi curiosidad. El nombre de Ethan Hawke y Lena Headey al frente de una producción de bajo coste, con pintas de sangrienta y del típico terror veraniego que tanto dinero amasa en sus estrenos, eran cosas que me incitaban a verla (no me malinterpretéis, todos necesitamos un poco de cine de terror malo de vez en cuando).
Grata sorpresa me llevé al ver que 'The Purge' era un producto muy entretenido, con sus dósis de acción, y un villano que, aunque costaba difícil tomárselo en serio, se metía mucho en su papel. La película fue una de las sorpresas del año para mí. Y, cómo no, los productores debían realizar una secuela.
'Anarchy' llegó este verano a los cines. Como un gran fan de la primera entrega, acudí al cine a visionarla. Pero el chasco que me llevé no pudo ser más inmenso. 'Anarchy' ha resultado ser una extensión completamente innecesaria de un producto que bien habría quedado con una sola entrega.
Pero no solo eso, sino que el cliffhanger colocado con calzador al final de 'Anarchy' hace preveer que hay deseos de convertir 'The Purge' en una trilogía.
Mientras que la primera entrega nos presentaba a una familia adinerada, que se escondía de la purga en su mansión blindada, 'Anarchy' nos presenta el lado opuesto de la sociedad en la que se sitúa el film. Los protagonistas son, ahora, un hombre con sed de venganza por asuntos familiares, una pareja de jovenes y una familia que vive en las ruinas de la ciudad. Así, de un lado a otro de la ciudad, 'Anarchy' es una sesión completa de disparos, algo de sangre (no en exceso, "no queremos espantar a las masas") y diálogos sobre la venganza y sus consecuencias.
La idea del film es bastante buena. El problema que surge en 'Anarchy' es que James DeMonaco, quien se ha encargado de la dirección del film, no ha sabido llevarlas a cabo de una forma correcta. No sé si al público en general le ha pasado, pero a mí, 'Anarchy' me ha dado la sensación de estar a medias.
En todos los aspectos, sentí que la película estaba sin terminar, que le faltaba un algo para que la idea del film tuviese un desarrollo que resultase interesante para el espectador. 'Anarchy' pudo haber sido una gran secuela de la entretenida 'The Purge', pero se quedó en una mera extensión de una naranja cuyo zumo había sido exprimido al completo en la primera entrega.
Frank Grillo encabeza el reparto del film de forma mediocre. El actor de 'Capitán América: El soldado de invierno' se cae con un papel protagonista que, pese a los dotes del actor, se queda corto; probablemente debido al pobre guion de esta.
Siendo honestos, 'Anarchy' es un "pudo haber sido, y no fue". En caso de haber una 'The Purge 3' (que estoy seguro de que la habrá; vuelvo a recordar ese cliffhanger al final de la segunda entrega), espero que consigan llevar a cabo de forma correcta todas las ideas que se pasen por las cabezas de quienes quiera que realicen el film. Aunque, de momento, no cuenten con mi entrada.
Grata sorpresa me llevé al ver que 'The Purge' era un producto muy entretenido, con sus dósis de acción, y un villano que, aunque costaba difícil tomárselo en serio, se metía mucho en su papel. La película fue una de las sorpresas del año para mí. Y, cómo no, los productores debían realizar una secuela.
'Anarchy' llegó este verano a los cines. Como un gran fan de la primera entrega, acudí al cine a visionarla. Pero el chasco que me llevé no pudo ser más inmenso. 'Anarchy' ha resultado ser una extensión completamente innecesaria de un producto que bien habría quedado con una sola entrega.
Pero no solo eso, sino que el cliffhanger colocado con calzador al final de 'Anarchy' hace preveer que hay deseos de convertir 'The Purge' en una trilogía.
Mientras que la primera entrega nos presentaba a una familia adinerada, que se escondía de la purga en su mansión blindada, 'Anarchy' nos presenta el lado opuesto de la sociedad en la que se sitúa el film. Los protagonistas son, ahora, un hombre con sed de venganza por asuntos familiares, una pareja de jovenes y una familia que vive en las ruinas de la ciudad. Así, de un lado a otro de la ciudad, 'Anarchy' es una sesión completa de disparos, algo de sangre (no en exceso, "no queremos espantar a las masas") y diálogos sobre la venganza y sus consecuencias.
La idea del film es bastante buena. El problema que surge en 'Anarchy' es que James DeMonaco, quien se ha encargado de la dirección del film, no ha sabido llevarlas a cabo de una forma correcta. No sé si al público en general le ha pasado, pero a mí, 'Anarchy' me ha dado la sensación de estar a medias.
En todos los aspectos, sentí que la película estaba sin terminar, que le faltaba un algo para que la idea del film tuviese un desarrollo que resultase interesante para el espectador. 'Anarchy' pudo haber sido una gran secuela de la entretenida 'The Purge', pero se quedó en una mera extensión de una naranja cuyo zumo había sido exprimido al completo en la primera entrega.
Frank Grillo encabeza el reparto del film de forma mediocre. El actor de 'Capitán América: El soldado de invierno' se cae con un papel protagonista que, pese a los dotes del actor, se queda corto; probablemente debido al pobre guion de esta.
Siendo honestos, 'Anarchy' es un "pudo haber sido, y no fue". En caso de haber una 'The Purge 3' (que estoy seguro de que la habrá; vuelvo a recordar ese cliffhanger al final de la segunda entrega), espero que consigan llevar a cabo de forma correcta todas las ideas que se pasen por las cabezas de quienes quiera que realicen el film. Aunque, de momento, no cuenten con mi entrada.
viernes, 26 de diciembre de 2014
'Stand By Me Doraemon'. Cómo exprimir un producto cuando ya no hay zumo.
Una de las series/animes más influyentes para muchos niños es, sin dudas, 'Doraemon'. La historia de Nobita y el gato cósmico ha crecido a la par que millones de niños por todo el mundo. Y las leyendas urbanas acerca del final (Doraemon fue producto de la imaginación de Nobita; otras dicen que fue un sueño que Nobita vivió mientras estaba en coma) han picado la curiosidad de muchos, tanto niños como adultos.
Y es por eso que, con una historia tan larga, entretenida, y sentimental, los creadores de la serie no iban a quedarse quietos. Y por ello ha llegado a nuestros cines 'Stand By Me Doraemon', una aventura que traslada a los protagonistas de la serie original al "3D", que tan de moda está últimamente. ¿Y, qué se nos ofrece? Un producto pretencioso destinado a atraer a niños al cine, pero que no consigue hacer honor al nombre "Doraemon" ni por un solo segundo.
El 3D es probablemente el "virus" de Hollywood que más rentable les está saliendo a las productoras. Y es que ahora todo lo que nos llega, nos llega en 3D, cosa que, al fin y al cabo, es una excusa para sangrar más al espectador.
'Stand By Me Doraemon' es una película aburrida, como dije antes, pretenciosa, cansina, y con unas dosis extremas de sentimentalismo inyectado para intentar llegar al corazón del público. No sé si lo ha conseguido generalmente, pero, conmigo, no ha funcionado.
No me considero un amante completo de la serie original, pero sí disfruté mucho con sus capítulos en la infancia. No presencié la serie completa, pero sí vi bastantes capítulos, que me hicieron reír y emocionarme en ocasiones. Es por esto que, en cierto modo, siento que Takashi Yamazaki y Ryûichi Yagi (directores del film) han traicionado al espíritu de 'Doraemon', convirtiéndolo en otro producto 3D más en su paso al cine.
El paso a la animación por ordenador ha hecho que los personajes pierdan la esencia japonesa que les caracterizaba. Ahora, Nobita y compañía no son más que personajes comparables a películas como 'Hotel Transylvania' o 'Shrek', entre otros.
'Doraemon' fue una serie que llenó las vidas de muchos niños, pero 'Stand By Me' es la ruina del espíritu de la serie.
Y es por eso que, con una historia tan larga, entretenida, y sentimental, los creadores de la serie no iban a quedarse quietos. Y por ello ha llegado a nuestros cines 'Stand By Me Doraemon', una aventura que traslada a los protagonistas de la serie original al "3D", que tan de moda está últimamente. ¿Y, qué se nos ofrece? Un producto pretencioso destinado a atraer a niños al cine, pero que no consigue hacer honor al nombre "Doraemon" ni por un solo segundo.
El 3D es probablemente el "virus" de Hollywood que más rentable les está saliendo a las productoras. Y es que ahora todo lo que nos llega, nos llega en 3D, cosa que, al fin y al cabo, es una excusa para sangrar más al espectador.
'Stand By Me Doraemon' es una película aburrida, como dije antes, pretenciosa, cansina, y con unas dosis extremas de sentimentalismo inyectado para intentar llegar al corazón del público. No sé si lo ha conseguido generalmente, pero, conmigo, no ha funcionado.
No me considero un amante completo de la serie original, pero sí disfruté mucho con sus capítulos en la infancia. No presencié la serie completa, pero sí vi bastantes capítulos, que me hicieron reír y emocionarme en ocasiones. Es por esto que, en cierto modo, siento que Takashi Yamazaki y Ryûichi Yagi (directores del film) han traicionado al espíritu de 'Doraemon', convirtiéndolo en otro producto 3D más en su paso al cine.
El paso a la animación por ordenador ha hecho que los personajes pierdan la esencia japonesa que les caracterizaba. Ahora, Nobita y compañía no son más que personajes comparables a películas como 'Hotel Transylvania' o 'Shrek', entre otros.
'Doraemon' fue una serie que llenó las vidas de muchos niños, pero 'Stand By Me' es la ruina del espíritu de la serie.
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